terça-feira, abril 11, 2006

Anti historia no terminada sobre un Volcán

Acá la gente desde siempre, desde el sábado hasta el domingo, quiso tener un volcán. Hablamos de una montaña que escupe lava: no un volcán de pan, de esos panes que también son volcanes; tampoco lava de lavar sino de ríos de fuego con piedras de lumbre como los que alimentan los mares cristianos del infierno.
Así pasaron miles de años hasta que llegó el mar, y así pasaron miles de años hasta que se fue el mar y llegaron las montañas y con las montañas los cerros y con los cerros el Cerro del Topo Chico y con el Cerro del Topo Chico los manantiales de agua de mineral y con los manantiales el agua mineral Topo Chico y con las aguas minerales topo chico femsa coca cola.
Tal vez porque las aguas azufrosas del Cerro del Topo les recordaban el volcán que soñaban empezaron a circular historias que decían que era un volcán dormido. Nadie se atreve a decirlo pero un volcán dormido no puede pasarse la vida soñando; es decir, el volcán puede, en cualquier momento despertar.
Luego llegaron el beisbol y el fútbol así como los estadios y justo cuando construyeron el estadio universitario la gente lo llamó "El Volcán"; luego al estadio de la UANL le salieron cachorros y y ahí tenemos que brotó el Volcán Music Hall para bailar, la cantina El Volcán para pistear y El restaurante Volcán del Tigre para tragar.
(Esta historia por mi no continuará ni se finalizará ¡que hueva!)