Ja Ja: "Los Pauraques evidentemente declinaron poco a poco en cantidad a finales del siglo XVIII; sin embargo, algunos..." Ja ja, me Río de Janeiro
"Los Pauraques están claramente ligados al área inferior del río Grande, fueron registrados en los documentos españoles a partir de 1767. El nombre aparentemente se derivó de un lenguaje indio no registrado, que hoy en día es popularmente usado a lo largo del río Grande como referencia a un pájaro, Nyctidromus albicolis, encontrado en un área selvática a lo largo del valle del río (Peterson 1963, 133-135; Peterson y Chalif 1973, 89, plato 15; Kutac 1982, 80, 83).
En 1767 Acisclos Valverde, un fraile de la misión de San Francisco de la Espada de San Antonio, registró muchos nombres que parecían Pauraques: Huaraques, Taguariques y Tuaraques. Hizó claro que los indios conocidos con esos nombres, habían llegado a la misión entre los años de 1753 y 1767. El parecido de estos tres nombres con Pauraques tiene soporte de un documento de 1772 (Riperdá 1772, 401) que se refiere al reclutamiento ilegal de personas por las misiones de San Antonio. Los misioneros de San Antonio habían traído indios de la parte inferior del río Grande: Carrizos, Como se Llaman, Cotonames y Pauraques. Campbell y Campbell (1985, 64, 66) quien comentó un posible linaje de los Pauraques con Huaraques, Taguariques y Tuaraques, no ha visto éste documento.
El mejor linaje que tienen los Pauraques con la parte baja del río Grande se encontró en un documento de 1777 (Copia Certificada 1790, 28; Davenport y Wells 1918-1919, 219), el cual menciona a Pauraques que vivieron en tierras conocidas como Vicente de Llano Grande, que se extendía hacia el este y oeste de la actual frontera entre los condados de Cameron e Hidalgo. Algunos de estos indios sirvieron temporalmente como guías en 1777. Se sabe que por lo menos algunos Pauraques entraron a la misión de San Agustín de Laredo de Camargo después de 1764 (Bolton 1965, 451).
Como los Pauraques no fueron identificados en los documentos pertenecientes a la colonización de Escandón en la parte baja del río Grande, posiblemente no se encontraban todavía o fueron registrados bajo otro nombre. Los Pauraques evidentemente declinaron poco a poco en cantidad a finales del siglo XVIII; sin embargo, algunos entraron a misiones de Camargo y San Antonio; y desaparecieron de los registros antes de 1800".
Como los Pauraques no fueron identificados en los documentos pertenecientes a la colonización de Escandón en la parte baja del río Grande, posiblemente no se encontraban todavía o fueron registrados bajo otro nombre. Los Pauraques evidentemente declinaron poco a poco en cantidad a finales del siglo XVIII; sin embargo, algunos entraron a misiones de Camargo y San Antonio; y desaparecieron de los registros antes de 1800".
Traducción de Anayansin Castro, UDEM, fuente:
Martín Salinas, Indians of The Rio Grande Delta (Texas archaeology and etnohistory series), Univerity of Texas Press, Austin, 1990. p. 56
Bonus Track (Tomado de: Cristóbal López, Lilia Alanís, Breve diccionario de creencias y tradición oral de Nuevo León, en prensa)
Pauraque (Nyctidromus albicolis). Pájaro nocturno cuyo nombre proviene de una tribu india que habitó el sur de Texas y áreas de Tamaulipas. Los rancheros lo identifican con el pardear y el amanecer, o especifican su hábito de volar sin rumbo aparente y el reflejo rojo de su mirada; cuentan también que si llega a salir de día, anuncia cambios de clima, especialmente lluvia. En rancherías de Terán, se atribuye a la persona descuidada “tener memoria de pauraque”; porque, afirman, la pauraca pone sus huevos en el nido del cenzontle, olvidando después el sitio donde nacen sus polluelos. Algunos linarenses lo llaman “pájaro piedra”, debido a que durante el día, cuando está inmóvil, se confunde con las rocas del suelo; mientras que en comunidades de Doctor Arroyo, Santa Catarina y Mina, lo nombran “toro viejo”, ya que supuestamente repite en su canto dichas palabras. En un relato, Dios lo envía para ver si hay sobrevivientes después del diluvio; Pauraque, advertido de no pararse en ningún sitio, se detiene a saciar su sed. Por tal desobediencia se le condena a beber sólo del viento, cuando el líquido vital cae en pequeñas cantidades de las alturas, durante la “Revolución del agua”. En General Terán, Lampazos y villa de Santiago su volar errabundo y costumbres noctívagas han originado sobrenombres en ciertos individuos o familias.
No, a esos pobres pauraques diosito no les dio licencia de... de estar en un solo lugar, ni siquiera donde duermen, esos pájaros no tienen ningún sosiego; aquí en el sol se echan y ahí se quedan dormidos. No hacen nido ni hacen nada.
Por eso dice uno a veces: “¡Chihuahua, tú tás como los pauraques!”; nomás de aquí pa allá sin nunca detenerte.
(Isabel Samaniego Mendoza, Nemesio Samaniego Mendoza; Lampazos)
Los pauraques nomás salen al oscurecer y al amanecer, pero no todo el tiempo, allá cada y cuando. Nomás antes de que oscurezca se ve, ¡y vuelan muchos! Sí, cuando es la temporada salen bastantes.
En el día es raro que miremos uno, es que están en el suelo, entre las piedras: se confunden con el color de las piedras del suelo; porque hasta sus huevos ponen en el suelo y ahí están".
(Leonel Tirado Cabriales, Linares)
En Nueva Rosita, Coahuila, trabajando en la campaña de prevención contra el paludismo tuve la oportunidad de conocer a un descendiente de indios pauraque (...)
Y decían que el nombre del pájaro era por el color grisáceo: cafesuzco grisáceo que tiene el pájaro; porque no es café completamente: sino que tiene vetas de color gris, muy parecido a lo que después los españoles les llamaron los rayados: eran los rayados. Decía el señor éste que se rayaban con ceniza mojada, con el jugo de hierbas o de jugo de penca de nopal y les duraban las rayas (...)
El señor se llamaba Ramiro González, ese apellido tenía, el otro apellido ¡pos no sé cuál era!
(Anastasio Carrillo Guajardo “Tacho”, General Terán)
Los pauraques ¿sí los conocen ustedes? Salen al pardear, o nadamás cuando llueve.
A nosotros nos contaban que cuando acabó el diluvio Dios mandó al cuervo, a la paloma y al pitacoche, para que le llevaran información del mundo.
Y el pauraque... luego mandó al pauraque, le dijo: “Bueno, ahora vas tú, nomás vas a ver si hay sobrevivientes, pero en tu viaje no te vayas a parar en ningún sitio, ni agarres nada”.
No ¡pos se vino el pauraque!, y lo que le prohibieron fue lo primero que hizo: luego luego se puso a tomar agua el pauraque; y advirtiéndole Dios que no hiciera nada ¿verdad?, que viniera nada más a ver si había sobrevivientes. ¡Nombre, tragó bastante agua!
Pero pues Dios se había dado cuenta ¿verdad?. Cuando regresó al cielo le dijo: “No te advertí que sólo ibas a ver, que no hicieras ni tocaras nada, que no tomaras nada...”
Pauraque tampoco contestó, pero no había obedecido ¿verdad?, y Dios le dijo: “Pos ora de castigo: nunca vas a pararte para tomar agua, nadamás cuando llueva es cuando vas a tomar agua, cuando tengas sed a ver cómo le haces para beber del agua que esté cayendo del cielo”.
Ese fue su castigo: el pauraque no puede tomar...
-¿Aunque le den, aunque le den en la boca, o lo agarren y lo avienten?
-¿Quién le va a dar? No se puede parar porque fue una orden, un castigo que Dios le puso. Fíjense cuando llueve salen esos pajaritos, unos animalitos chiquitos, así como pauraques. ¿Sí los conocen ustedes? Sólo cuando está lloviznando salen a tomar agua. Pero nomás la que alcanzan a agarrar con el pico. Nunca se paran en ninguna parte a tomar agua: en los ríos, en los charcos.
Por eso nunca salen, nomás cuando llueve ¡fíjense!, cuando llueve sale ese animal.
-Yo siempre me los encuentro en el monte pero... a veces los veo medio asonzados cuando andan en el suelo.
(María de los Ángeles Carrera Pequeño, Rebeca Prado Escamilla; Linares)
Véase: Agüeros, Cuervo, Indios, Paloma, Pitacoche, Rayados.
No, a esos pobres pauraques diosito no les dio licencia de... de estar en un solo lugar, ni siquiera donde duermen, esos pájaros no tienen ningún sosiego; aquí en el sol se echan y ahí se quedan dormidos. No hacen nido ni hacen nada.
Por eso dice uno a veces: “¡Chihuahua, tú tás como los pauraques!”; nomás de aquí pa allá sin nunca detenerte.
(Isabel Samaniego Mendoza, Nemesio Samaniego Mendoza; Lampazos)
Los pauraques nomás salen al oscurecer y al amanecer, pero no todo el tiempo, allá cada y cuando. Nomás antes de que oscurezca se ve, ¡y vuelan muchos! Sí, cuando es la temporada salen bastantes.
En el día es raro que miremos uno, es que están en el suelo, entre las piedras: se confunden con el color de las piedras del suelo; porque hasta sus huevos ponen en el suelo y ahí están".
(Leonel Tirado Cabriales, Linares)
En Nueva Rosita, Coahuila, trabajando en la campaña de prevención contra el paludismo tuve la oportunidad de conocer a un descendiente de indios pauraque (...)
Y decían que el nombre del pájaro era por el color grisáceo: cafesuzco grisáceo que tiene el pájaro; porque no es café completamente: sino que tiene vetas de color gris, muy parecido a lo que después los españoles les llamaron los rayados: eran los rayados. Decía el señor éste que se rayaban con ceniza mojada, con el jugo de hierbas o de jugo de penca de nopal y les duraban las rayas (...)
El señor se llamaba Ramiro González, ese apellido tenía, el otro apellido ¡pos no sé cuál era!
(Anastasio Carrillo Guajardo “Tacho”, General Terán)
Los pauraques ¿sí los conocen ustedes? Salen al pardear, o nadamás cuando llueve.
A nosotros nos contaban que cuando acabó el diluvio Dios mandó al cuervo, a la paloma y al pitacoche, para que le llevaran información del mundo.
Y el pauraque... luego mandó al pauraque, le dijo: “Bueno, ahora vas tú, nomás vas a ver si hay sobrevivientes, pero en tu viaje no te vayas a parar en ningún sitio, ni agarres nada”.
No ¡pos se vino el pauraque!, y lo que le prohibieron fue lo primero que hizo: luego luego se puso a tomar agua el pauraque; y advirtiéndole Dios que no hiciera nada ¿verdad?, que viniera nada más a ver si había sobrevivientes. ¡Nombre, tragó bastante agua!
Pero pues Dios se había dado cuenta ¿verdad?. Cuando regresó al cielo le dijo: “No te advertí que sólo ibas a ver, que no hicieras ni tocaras nada, que no tomaras nada...”
Pauraque tampoco contestó, pero no había obedecido ¿verdad?, y Dios le dijo: “Pos ora de castigo: nunca vas a pararte para tomar agua, nadamás cuando llueva es cuando vas a tomar agua, cuando tengas sed a ver cómo le haces para beber del agua que esté cayendo del cielo”.
Ese fue su castigo: el pauraque no puede tomar...
-¿Aunque le den, aunque le den en la boca, o lo agarren y lo avienten?
-¿Quién le va a dar? No se puede parar porque fue una orden, un castigo que Dios le puso. Fíjense cuando llueve salen esos pajaritos, unos animalitos chiquitos, así como pauraques. ¿Sí los conocen ustedes? Sólo cuando está lloviznando salen a tomar agua. Pero nomás la que alcanzan a agarrar con el pico. Nunca se paran en ninguna parte a tomar agua: en los ríos, en los charcos.
Por eso nunca salen, nomás cuando llueve ¡fíjense!, cuando llueve sale ese animal.
-Yo siempre me los encuentro en el monte pero... a veces los veo medio asonzados cuando andan en el suelo.
(María de los Ángeles Carrera Pequeño, Rebeca Prado Escamilla; Linares)
Véase: Agüeros, Cuervo, Indios, Paloma, Pitacoche, Rayados.
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