Krónica fragmentada de un Viaje a General Teherán. Notitas de fin... etc etc. etc. y eternamente etcétera
"Los tiempos se acaban"
Visita a cuñado de Morales en el rancho California, General Teherán, Irán, Nuevo León.
Un viejo Theraní platica que criaron a uno de sus sobrinos con la leche de una vaca prieta de buelito Kotoya, porque su hermana tenía fiebre tifo y no pudo amamantar a su hijo recién nacido.
Ese compadre, recordando otras anécdotas de buelito dice que “bueno, pero pues los tiempos se acaban: los tiempos se acaban”. Armas por aquí y armas por allá.
Nos topamos en otro caserío de California con un señor que nuestro padre conoce desde niño. Ambos se saludan como la gente que viene de muy lejos y hacen cuentas de que tienen aproximadamente veinte años de no verse. Platican de varias cosas, de dónde anduvieron, de sus cachorros y sus ancestros. Pero de todas las palabras que cruzan se me queda grabada la mención de que el padre de ese señor se mató (suicidó) con una carabina treinta treinta que buelito Kotoya le vendió. Lo dice como una anécdota más, como si hubiera ensayado por décadas decirle eso a uno de los hijos y nietos de quien vendió el arma asesina.
Luego afirma que el le tiene más confianza al machete que a la pistola y nos muestra uno que lleva atrás de su troca. También dice que una vez se llevó una metralleta de aquí del rancho pero que la guardó en su casa y luego no se dio cuenta que sus propios hijos la vendieron no sabe a quién, esto último en Monterrey.
El solar de Buelito Kotoya, el último de los Paurakes.
El solar de la Anacua, rancho donde vivieron Paurakes está abandonado. A veces vuelven algunos –como ahora nosotros- y platican acerca de las señoras-lechuzas que les hablaron e intentaron asustar a la tía Pauraka y su esposo Morales.
Mi tía dice que un curandero le dijo que ese cruce de caminos era un sitio de reunión de ellas desde hace mucho tiempo. Mucho antes de nosotros, de nuestras generaciones: le sugirió que colocara unas escobas en forma de cruz arriba del techo para que se fueran y que las pusieron y las lechuzas se fueron.
Duermo un rato sobre tierra de Terán. En el solar de los Morales-Paurakes.
Visita a cuñado de Morales en el rancho California, General Teherán, Irán, Nuevo León.
Un viejo Theraní platica que criaron a uno de sus sobrinos con la leche de una vaca prieta de buelito Kotoya, porque su hermana tenía fiebre tifo y no pudo amamantar a su hijo recién nacido.
Ese compadre, recordando otras anécdotas de buelito dice que “bueno, pero pues los tiempos se acaban: los tiempos se acaban”. Armas por aquí y armas por allá.
Nos topamos en otro caserío de California con un señor que nuestro padre conoce desde niño. Ambos se saludan como la gente que viene de muy lejos y hacen cuentas de que tienen aproximadamente veinte años de no verse. Platican de varias cosas, de dónde anduvieron, de sus cachorros y sus ancestros. Pero de todas las palabras que cruzan se me queda grabada la mención de que el padre de ese señor se mató (suicidó) con una carabina treinta treinta que buelito Kotoya le vendió. Lo dice como una anécdota más, como si hubiera ensayado por décadas decirle eso a uno de los hijos y nietos de quien vendió el arma asesina.
Luego afirma que el le tiene más confianza al machete que a la pistola y nos muestra uno que lleva atrás de su troca. También dice que una vez se llevó una metralleta de aquí del rancho pero que la guardó en su casa y luego no se dio cuenta que sus propios hijos la vendieron no sabe a quién, esto último en Monterrey.
El solar de Buelito Kotoya, el último de los Paurakes.
El solar de la Anacua, rancho donde vivieron Paurakes está abandonado. A veces vuelven algunos –como ahora nosotros- y platican acerca de las señoras-lechuzas que les hablaron e intentaron asustar a la tía Pauraka y su esposo Morales.
Mi tía dice que un curandero le dijo que ese cruce de caminos era un sitio de reunión de ellas desde hace mucho tiempo. Mucho antes de nosotros, de nuestras generaciones: le sugirió que colocara unas escobas en forma de cruz arriba del techo para que se fueran y que las pusieron y las lechuzas se fueron.
Duermo un rato sobre tierra de Terán. En el solar de los Morales-Paurakes.
[Las foto grafías son de la casa del solar de los Paurakes, en el rancho La Anacua, General Terán, Nuevo León]
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