quarta-feira, julho 27, 2005

Notas de fin de milenio pasado. La Isla de Monterrey

A medida que me fui alejando de Monterrey fui descubriendo más y más cosas de la ciudad; sus instantes bellos se convirtieron en verdaderas revelaciones: sus nubes crepusculares, el aire frío de una tarde invernal, dos o tres mujeres, la gente en las calles rumbo al trabajo.
Sus defectos también se hicieron insoportables: la concentración de la riqueza, su apoyo al gran norte reciclado, sus poses de ciudad primermundista.