domingo, agosto 28, 2005

A diez años y un Milenio del Spiritus de Tom Joad

A diez años y un milenio de “El Espíritu de Tom Joad” de Bruce Springsteen.

A diario nos enteramos, por los medios masivos de comunicación, que el racismo y la intolerancia crecen en la frontera de Estados Unidos y México; afortunadamente, en ambos lados de la frontera la gente de la tierra, los que se están yendo, se organizan y luchan para defenderse, para resistir.
Además, hay ciudadanos estadounidenses que a través de su actividad artística o profesional defienden y/o reconocen, las vidas y memorias de nuestros paisanos; este último es el caso de Bruce Springsteen, compositor y cantante quien hace diez años editó el disco The Ghost of Tom Joad:
Sí, el balance final de The Ghost Of Tom Joad es ciertamente desolador: una docena de canciones, siete muertos, dos guerras, un asesino en serie, un viudo, un asalto a un banco de provincias por una pareja del estilo Bonnie & Clyde, una explosión en un laboratorio ilegal, al menos tres cruces ilegales de la frontera y un trabajador del acero que decide que, tras morir, prefiere ir al infierno que al cielo, ya que se sentirá más cómodo entre el humo y el fuego (…)
El fantasma que planea sobre estas canciones es el fantasma del cantante protesta vagabundo, el cantante de los sindicatos de trabajadores, el contador de las historias no contadas.[1]
En esta producción Springsteen brinda testimonio sobre algunas contradiciones de su pueblo y gobierno, e incluye canciones en las que recrea hechos, aspiraciones y decepciones, de los mexicanos emigrados y radicados en los Estados Unidos: la percepción que de ellos tiene un sector del pueblo norteamericano. Tom Joad podría ser continuidad de aquel personaje de la novela Las uvas de la ira de John Steinbeck. Sin embargo, nosotros preferimos quedarnos con la versión dada por el mismo Bruce, a un diario español: El espíritu de Tom Joad surge tras la plática con un indocumentado mexicano, en las vías férreas del desierto de California; diga usted, si no, después de leer nuestra mala traducción de cuatro temas de ese memorable disco:



The ghost of Tom Joad/El espíritu de Tom Joad (Bruce Springsteen, 1995)

Helicópteros de policía acechan en lo alto de los cerros
y hay hombres caminando a lo largo de las vías del tren:
van a un lugar del cual no hay regreso

Bienvenidos al nuevo orden mundial:
bajo los puentes y pasos a desnivel hay fogatas con sopa caliente,
el toque de queda es vencido en cada calle, en cada esquina;
mientras, en el suroeste, las familias duermen en su carros:
No hay paz, casa, trabajo, ni descanso
Hay mucho movimiento en la carretera está noche
pero nadie hace bromas y nadie sabe a dónde ir
yo estoy recostado aquí, a la luz de la lumbre
Invocando el espíritu de Tom Joad

Bajo el puente, en una caja de cartón limpia y ordenada
el predicador tiene un boleto directo hacia la tierra prometida
se arrastra y golpea en su revelación,
al tiempo que extrae un libro de alabanzas de su bolsa de dormir:
esperando aquel tiempo cuando los primeros sean los últimos
y los últimos puedan ser los primeros.
Mientras, tú lavas ropa en las alcantarillas de la ciudad
duermes con la cabeza en una almohada de piedra:
tienes el estómago vacío y una pistola en tus manos

La carretera cobra vida está noche
todos saben hacia dónde se dirigen
yo me encuentro recostado aquí, a la luz de las llamas
invocando al espíritu de Tom Joad

Tom dijo una vez: "Mamá, dondequiera que un polícia
golpee a un joven
En cualquier lugar que llore de hambre un recién nacido
Donde exista una batalla contra los vientos de sangre y de odio
Búscame madre, estaré allí
Dondequiera que alguien luche por un lugar digno para vivir
Necesite ayuda, o un trabajo decente
En cualquier lugar que alguien pelee por ser libre
Busca en sus ojos madre, me encontrarás

Bueno, la carretera sigue viva está noche
pero nadie bromea, nadie sabe a dónde ir
estoy recostado aquí, a la luz de las llamas
con el fantasma de Tom Joad.


Sinaloa cowboys/Vaqueros de Sinaloa (Bruce Springsteen, 1995)

Miguel vino con su hermano Luis a California
desde un pequeño pueblo situado al noroeste de México
hace tres años
cruzaron la ribera del Bravo cuando Luis
acababa de cumplir los dieciséis
y encontraron trabajo en las granjas de San Joaquín

Cuando abandonaron su familia y el hogar
su padre sentenció "Hijos míos, deberán aprender algo: por cada cosa que el gran Norte les entrega, hay un precio exacto que pagar."
Trabajaron hombro con hombro en las pizcas
desde la mañana hasta el anochecer
realizando jornadas de trabajo que los güeros no podrían soportar.


Bien, pero en un lugar apartado del condado de Fresno
había un rancho abandonado
y corrió el rumor de que los jefes del cartel de Sinaloa
estaban buscando algunos hombres que les ayudaran:
entonces Miguel y Luis empezaron a trabajar en la producción de drogas artificiales
en un pequeño laboratorio, instalado al filo de un barranco.

Tu puedes trabajar un año en los huertos
y ganar cuando mucho la mitad
de lo que ganan en un turno de diez horas
los que procesan drogas para los jefes del cártel de Sinaloa;
pero si derramas los ácidos y sustancias químicas
o si aspiras sus gases
pueden arder a través de tu piel
y te dejarán escupiendo sangre en el desierto

Cierta noche de invierno, Miguel permanecía haciendo guardia,
en el exterior
cuando el laboratorio explotó iluminando el cielo nocturno del valle
Miguel cargó el cuerpo de Luis sobre sus hombros
y bajó por una cañada
hasta el lado de un arroyo; y allí, entre los matorrales
Luis Rosales murió
Miguel cargó el cuerpo de Luis en su camioneta
y empezó a conducir
hasta dónde el sol de la mañana caía
sobre una arboleda de eucaliptos;
allí, desenterró de entre el lodo diez mil doláres
(todo lo que habían ahorrado)
puso a su hermano en la sepultura
y le dio el último adiós.


Across the border/Más allá de la frontera (Bruce Spingsteen, 1995)

Está noche tengo listo mi equipaje
y mañana recorreré las huellas
que me guiarán al otro lado de la frontera
Mañana mi amor y yo
dormiremos bajo cielos rojizos
en algún lugar situado más allá de la frontera

Dejaremos atrás nuestras querencias
el cansancio y el dolor encontrados en esta región
y beberemos del agua lodosa del Bravo

Nos reuniremos en el "otro lado"
dónde el cielo se extiende ancho y gris
en algún lugar más allá de la frontera

Allí, en algún lugar situado más allá de la frontera
construiré una casa para tí
sobre una fértil colina

Allí, dónde la memoria y el dolor
permanecen: han resistido
al otro lado de la frontera

Dónde el aroma de flores inunda el aire
y pastos siempre verdes, o dorados
rodean manantiales claros y frescos

Allá, al otro lado de la frontera
besaré la pena de tus ojos
y dormiré en tus brazos, bajo cielos libres

Está noche cantaremos las canciones
que soñó de ti mi corazón
y mañana mi corazón será fuerte

Y tal vez la gracia y bendición de los santos
me lleven sano y salvo a tus brazos
allá, al otro lado de la frontera

¿Para que estamos aquí
sin esperanza en nuestros corazones?
si algún día beberemos las aguas benditas de Dios
Se que finalmente la fortuna y el amor serán míos
y comeremos la fruta del vino
en algún lugar situado más allá de la frontera.


The line/La línea divisoria (Bruce Spingsteen, 1995)

Al darme de baja en el Fuerte Irwin
ocupé un puesto en la línea divisoria del condado de San Diego
me sentaba bien estar de nuevo en la vida civil
(como tiempo atrás)
mi esposa había muerto un año antes
y trataba de rehacer completamente mi vida
trabajando en la línea divisoria
con la patrulla fronteriza de California
en el Instituto Nacional de Migración.

Pronto me hice amigo de Bobby Ramírez
una veterano con diez años de antigüedad
su familia era de Guanajuato
y por lo tanto el trabajo de guardia fronterizo
significaba algo distinto para él
acostumbraba decir:
"Los hambrientos Carl, son algo poderoso:
pagan todo lo que tienen a los coyotes y a los polleros
arriesgan su vida en las montañas y en el desierto:
los deportamos e intentan cruzar una y otra vez, una y otra vez".

Bueno, yo me encontraba bien haciendo lo que les digo:
mantenía mi uniforme limpio y planchado
durante las noches cazaba las sombras de los ilegales
a través de los arroyos y de los barrancos:
traficantes de drogas, familias enteras de campesinos
mujeres jovenes con niños a su lado;
al arribar la noche esperábamos su llegada
en la salida de los cañones
tratando de evitar que cruzarán la línea divisoria.

Bien, la primera vez que la ví
estaba en la lista de espera para ser deportada
nuestros ojos se cruzaron por un momento y desvió la vista
después volteó para verme otra vez
su cabello era negro como el carbón
y sus ojos me recordaron una mirada que yo había perdido
arruyaba un recién nacido en sus brazos
y le pregunté "¿Señora hay algo que pueda hacer por usted?"

Hay un bar en Tijuana
donde suelo ir a tomar con Bobby
allí se reúne la misma gente que acostumbramos deportar;
en ese sitio la volví a encontrar y dijo que su nombre era Luisa:
era de Sonora y había decidido venir al Norte
para reunirse con algunos familiares en el condado de Madera
(si es que ella, su niño y hermano menor podían pasar);
bailamos, la abracé
y supe lo que podría hacer por esa mujer.

Durante la noche, entre el polvo y resplandor de los faros
muchos cruzaron de nuevo la divisoria
pero nos movimos en nuestras camionetas
haciéndolos retroceder
ella subió a mi vehículo
se inclinó hacia el lugar dónde me encontraba y nos besamos.

Ibamos sobre la carretera
cuando el jeep de Bobby apareció entre el polvo
acercándose por la derecha
yo detuve el vehículo, dejé la maquina prendida
y caminé hacia afuera entre las luces;
huimos con mi pistola en la mano
estuvimos protegiéndonos uno al otro
y cuando logró cruzar un arroyo corrió.

Bobby Ramírez nunca dijo nada sobre el incidente
seis meses después abandoné la línea divisoria
y me dirigí tierra adentro;
empecé a trabajar en lo primero que encontré
y por las noches recorró las cantinas
y los pueblos de emigrantes
buscando encontrar a mi Luisa
y su cabellera negra.
Este artículo se publicó en la Revista "Música en Monterrey" (Vol. 3, Núm 14, julio-agosto de 2005); se lo truekeamos a Poncho Ayala, coordinador de dicha publicaciao, por el viaje mítico de unas sillas y mecedoras con respaldo de palmito tejido que nos trajo desde Lampazos.