Sección Cartas Blancas a El Norte. Karta no publicada
Esta es una Carta Blanca que enviamos el día 5 de agosto al periódico El Norte. Como no fue publicada ahí, la reproducimos a continuaciao.
Ni modo, ellos se perdieron cientos de miles de potenciales lectores que esperaban con ansia y desesperación, uno de nuestros escritos.
Sección cartas al Norte.
Las otras y los otros. Sobre Jornada Nacional hacia un Parlamento de
Cultura.
Sr. Director.
Asistimos el día hoy, a la “Jornada Nacional hacia un Parlamento de Cultura”, realizada en el auditorio de Museo de Historia Mexicana y convocada por el H. Congreso de la Unión. En esta jornada se discutieron, entre otras cosas: la definición y alcance de los conceptos cultura y derecho a la cultura, así como propuestas de cambios constitucionales en esta área.
En relación a este intento de ejercicio democrático, señalamos lo siguiente:
Uno. ¿Hasta que punto es realista la búsqueda de "Reformas constitucionales en materia de cultura"?, cuando el sistema legal mexicano tiene poca legitimidad. ¿Funciona, por ejemplo, la legitimidad de nuestro Estado de Derecho en el caso de Nuevo Laredo? El puerto fronterizo más grande de América Latina, que tiene cientos de desaparecidos y una ocupación militarizada que no ha reducido la violencia, sino todo lo contrario.
Dos. Antes de proponer cambios constitucionales en la materia, se podría plantear la profesionalización de los trabajos y los puestos culturales; lo que implicaría, por ejemplo, otorgar más de dichos puestos y trabajos por convocatoria u oposición. No por amiguismo y herencia o redes familiares. La improvisación, el paternalismo y el nepotismo prevalecen, en nuestras instituciones culturales; debemos cuestionar, entonces, los intereses y caprichos personales (o de grupos) que definen la ocupación y el desempeño de los puestos y trabajos culturales; criticar, también, la idea de que somos los súper héroes de la cultura: los gestores y animadores de lo que definimos como tal.
Tres. Nos parecen muy significativos y peligrosos los fundamentalismos culturales del tipo "la práctica de la piratería es una ladronería" (este último, enfatizado por el Senador Guillermo Herbert Pérez), porque si los foros y las iniciativas parten de la descalificación y la condena judicial, a priori, ¿qué podemos esperar de la capacidad de diálogo con los otros?
A nosotros nos hubiera gustado señalar los tres puntos anteriores, al final de las conferencias, pero nos fue imposible porque la mesa parecía tener prisa por clausurar los trabajos y ni siquiera respetó el punto de la lectura de conclusiones y resolutivos, punto incluido en su programa impreso. De esta forma, ni su propio protocolo cultural respetaron.
Ni modo, ellos se perdieron cientos de miles de potenciales lectores que esperaban con ansia y desesperación, uno de nuestros escritos.
Sección cartas al Norte.
Las otras y los otros. Sobre Jornada Nacional hacia un Parlamento de
Cultura.
Sr. Director.
Asistimos el día hoy, a la “Jornada Nacional hacia un Parlamento de Cultura”, realizada en el auditorio de Museo de Historia Mexicana y convocada por el H. Congreso de la Unión. En esta jornada se discutieron, entre otras cosas: la definición y alcance de los conceptos cultura y derecho a la cultura, así como propuestas de cambios constitucionales en esta área.
En relación a este intento de ejercicio democrático, señalamos lo siguiente:
Uno. ¿Hasta que punto es realista la búsqueda de "Reformas constitucionales en materia de cultura"?, cuando el sistema legal mexicano tiene poca legitimidad. ¿Funciona, por ejemplo, la legitimidad de nuestro Estado de Derecho en el caso de Nuevo Laredo? El puerto fronterizo más grande de América Latina, que tiene cientos de desaparecidos y una ocupación militarizada que no ha reducido la violencia, sino todo lo contrario.
Dos. Antes de proponer cambios constitucionales en la materia, se podría plantear la profesionalización de los trabajos y los puestos culturales; lo que implicaría, por ejemplo, otorgar más de dichos puestos y trabajos por convocatoria u oposición. No por amiguismo y herencia o redes familiares. La improvisación, el paternalismo y el nepotismo prevalecen, en nuestras instituciones culturales; debemos cuestionar, entonces, los intereses y caprichos personales (o de grupos) que definen la ocupación y el desempeño de los puestos y trabajos culturales; criticar, también, la idea de que somos los súper héroes de la cultura: los gestores y animadores de lo que definimos como tal.
Tres. Nos parecen muy significativos y peligrosos los fundamentalismos culturales del tipo "la práctica de la piratería es una ladronería" (este último, enfatizado por el Senador Guillermo Herbert Pérez), porque si los foros y las iniciativas parten de la descalificación y la condena judicial, a priori, ¿qué podemos esperar de la capacidad de diálogo con los otros?
A nosotros nos hubiera gustado señalar los tres puntos anteriores, al final de las conferencias, pero nos fue imposible porque la mesa parecía tener prisa por clausurar los trabajos y ni siquiera respetó el punto de la lectura de conclusiones y resolutivos, punto incluido en su programa impreso. De esta forma, ni su propio protocolo cultural respetaron.
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