domingo, outubro 02, 2005

Más historias Rarámuris. Notas de fin de milenio pasado.

Barreto dice que los hombres de pueblos del sur de Chihuahua cuentan: se hacían cabrestos negros que se dejaban en lo profundo de cuevas y grutas, junto a los tesoros, para que cuando alguien quisiera entrar se topara con las sierpes; y entonces cuentan que hay sierpes negras de ojos rojos de tres y cinco metros, en esas cuevas. Y la gente tiene miedo entrar.
Otra: que los Raramuri acostumbran enterrar a sus muertos en forma fetal, dentro de ollas de barro que a la vez se colocan en cuevas, que la ubicación de dichos cementerios es celosamente guardada por las comunidades y nunca dicen a los mestizos o gringos dónde se hallan, aunque les ofrezcan dinero; que en una cueva se pueden hallar familias enteras de cincuenta o hasta cien años atrás, incluso, cuerpos momificados porque las cuevas tienen sales y el clima seco evita la descomposiciao de los cuerpos. Barreto dice que esa colocación tiene que ver con “te vas como llegaste”.
También dice el Barreto que invocaban al remolino de viento de la siguiente manera “surco, surco” para limpiar el frijol. Aunque también lo identificaban con el diablo.