1/Junio/2003
Con la proa rumbo al Sol cruzamos el golfo de Kalifornia; a la hora del crepúsculo el restaurante-bar permanece vacío y se llena de luz por una ventana abierta. Contemplamos, tomamos fotos.
Nos vamos. Noche, la músika sueña pero el salón sigue vacío. Volvemos. Tres personas toman y nos ofrecen una cerveza, son los dos encargados del bar y el cocinero; festejan el día del marino, dicen que no hay gente y ya deberían haber cerrado pero tienen abierto "para nosotros". Tomamos dos tazas de café, un vaso de leche y un pastel de chocolate, brindamos en la barra a su salud. Vemos que la ventana sigue abierta, regresamos a ella y miramos hacia afuera; la proa blanca del barco recorta su plácido vuelo por la noche, rumbo a las estrellas. ¿Para dónde más?
¡Pos data! Acerca de la fotografía: es la ventana abierta del instante, la ventana abierta del texto, la ventana abierta de la imagen, la ventana abierta de la red, etc. etc. etc. y eternamente etcétera (esa si es una ventana abierta ¡no chingaderas!).
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