Revelaciaos Serranas. Notas de Fin de milenio pasado.
Tuve dos revelaciaos al pie de la montaña.
Primero, una piedra en forma de cabeza de gigante sonriente llego a mis manos empujada por la corriente. Se le notaba la risa a flor de roca pero extrañamente estaba ciega, no tenía ojos. Tomé esa cabeza reducida para llevarla a casa pero cuando perdí mi cuerpo y sentidos entre las corrientes de agua que bajan de la sierra también perdí la piedra sonriente y ciega. Fue una pequeña tragedia debido que pensaba devolverle la vista con pintura.
Primero, una piedra en forma de cabeza de gigante sonriente llego a mis manos empujada por la corriente. Se le notaba la risa a flor de roca pero extrañamente estaba ciega, no tenía ojos. Tomé esa cabeza reducida para llevarla a casa pero cuando perdí mi cuerpo y sentidos entre las corrientes de agua que bajan de la sierra también perdí la piedra sonriente y ciega. Fue una pequeña tragedia debido que pensaba devolverle la vista con pintura.
Segundo, sumergiendo completamente la cabeza en el agua cristalina del arroyo que viene del cielo y de las entrañas de la tierra (la montaña: gruta y altura) observé claramente una pequeña visión; o, más bien, una pequeña abertura que formaba parte –o daba- a una gran visión. Era una suerte de pedazo de cielo, o pedazo de sueño, o entrada a las entrañas de la tierra en forma de rombo; era celeste, con algo blanco. Lo vi claramente con mis ojos cerrados, como si estuviera en el lecho de aquel arroyo y llevara a otra realidad o vida.
Lo estuve contemplando hasta que no aguanté la respiraciao y saqué la cabeza a la superficie; posteriormente la volví a meter y lo volví a ver en un par de ocasiones.
Lo estuve contemplando hasta que no aguanté la respiraciao y saqué la cabeza a la superficie; posteriormente la volví a meter y lo volví a ver en un par de ocasiones.
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