quarta-feira, janeiro 25, 2006

El Cañón del Tigre y con su espíritu

Ejido Flores Magón
La Mora y la Muralla
donde se pasea Rogelio
y hace sonar la metralla
El tigre y Puerto virgen
no se apartan de su escuadra.
-Corrido de El Rojo, Beto Quintanilla-


Isidro Luna, un abuelo de la Montaña, descendiente de aborígenes rayados, sonríe cuando le preguntan acerca de leones, tigres y osos.

Cuenta.
El león protege a la gente que anda en las alturas, la sigue tres días y tres noches en círculos; tú no lo ves ni lo oyes pero ahí está.
El oso es una plaga: su hermano mató uno con piedras y, en Villa de Maineiro, criaron cachorros de la bestia que en un descuido murieron electrocutados.
Algunos tienen encuentros con panteras estivales, o pueden seguirles la huella en una noche de cielo estrellado y bajo la lluvia.
Él mismo se topa, a veces, con rastros de serpientes venado y otros animales desconocidos que no aparecen en los manuales de zoología fantasma, ni en los bestiarios del planeta animal o el discovery channel.

Vuelve a reír y añade que los tigres, en esta parte de la cordillera madre, son otra cosa: palabras viejas, rayas y canciones blancas casi borradas en la memoria de las grutas.
Apenas un recuerdo.


Escuchamos.
Asegura que una sola vez vio fugazmente al tigre, de cachorro, murió de miedo, y desde entonces ya nada ni nadie lo espantan.
Recuerda con claridad: lo cargan agonizante rumbo a la época de ensueño, entre tres hombres, por senderos de la montaña ahora inexistentes; los hombres tienen tatuado el rostro con espirales rojinegras y marcan su paso al ritmo de una canción cuya lengua dejó de hablarse hace cientos de años.
En varias cuevas encienden fuegos a su paso y cuando arriban a El Refugio exhiben su cuerpo para iniciar una fiesta de varios días.
Finalmente lo destazan: le quitan piel, uñas, colmillos y cráneo para incinerarlo y comerlo.
Desde entonces, llaman al lugar de su muerte “El Cañón del Tigre" o “Puerto Rayado”, y existe una canción dibujada en sus relices de piedra que pocos saben leer pero muchos cantan:

Te vas cachorrito
ya vas a partir
dejando mi alma herida
y un corazón a rugir.

Te vas y me dejas
un inmenso dolor
recuerdo inolvidable
me ha quedado de tu amor.

Pero iay! cuando vuelvas
no me hallarás aquí
irás a mi tumba
y ahí cantarás por mí.

Verás unas rayas
pintadas ahí
con el nombre y la fecha
y el día en que fallecí.

1 Comments:

Blogger SOLERA said...

mire sus rostros, cada uno era distinto, su color, su forma, su textura, todos iguales con dos ojos, una boca, escuche los murmullos de aquella multitud ensordecedora, a esos que caminan, que se encuentran, que vibran, que lloran y rien, por ti, por mi, por ese malviviente....

12:15 AM  

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